Casi siempre es de noche.
Casi siempre es un duende.
O quizá una viejecita.
O quizá un niño travieso.
O quizá los tres.
Hacen malabares con las frases,
crucigramas con los verbos,
rompecabezas con los sustantivos,
y reparten adjetivos y adverbios
como en un juego de naipes.
Es en ese momento
en que nos parece
tener listo el poema.
Unos lo logran,
otros, solo llegan al intento.
Sin título
Hace 10 años
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