Tuve el honor de conocer a la gran poetisa matancera Carilda Oliver Labra. Su dulzura me inspiró esta glosa que sé le gustó mucho, algo que me emocionó extraordinariamente.
Amado: cuando yo duerma,
Cuídame tu mano mala:
Siempre supe que es un ala
Que aquí en la tierra se enferma.
Carilda
Quiero verte en la aurora
y que en la bruma me beses,
acunarme en tus reveses
y sentir a cada hora
esta paz consoladora:
toda mi albura en tu esperma
y que esta, mi tierra yerma,
al final deje de serlo
para que tú puedas verlo,
amado, cuando yo duerma.
Y dormiré en tu regazo
para soñar con tus besos,
tus caricias, y con esos
susurros y con tu abrazo.
No, amor, no me hagas caso,
no sé volar sin mi ala,
mejor me quedo en la sala
para cuidar de nosotros
y antes de que lleguen otros,
cuídame tu mano mala.
La mano que siempre loca
acarició mi inocencia
y derramó su presencia
en mis senos, en mi boca,
que hace tierno lo que toca,
que mi demencia hala
y que casi como bala
se adentró en todo mi ser.
Pero he de reconocer:
siempre supe que es un ala.
Ala que cuida mi aliento,
mi ilusión desvanecida,
mis recuerdos y mi vida,
y que en cada nuevo intento
perdona lo que yo siento.
Y perdóname que duerma,
siento que mi aliento merma,
deja salir mi alma pura
pues en el cosmos se cura,
que aquí en la tierra se enferma.
Sin título
Hace 10 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario