A partir de hoy, publicaré en el blog algunos "poemas sin nombre", parte de los ecos de mis antojos y que los he titulado en su conjunto como "Nostalgias para poemas". Fueron escritos en diferentes momentos de mi vida, en diferentes épocas del año, con diferentes estados de ánimo, con inspiraciones diferentes, así que tienen diferente olor, sabor y sonido (disculpen la reiteración de "diferente"). Como bien dijo --en mi opinión-- Dulce María Loynaz, "La poesía no tiene que ser útil. Tomarla como profesión o propaganda me parece como una profanación", estos poemas no son de utilidad alguna, sino que simplemente salieron de mi pecho desgarrándolo y ... ¿quién sabe? pudieran sentir que salen del pecho de cualquiera de ustedes.
I
no quiero que cuentes la tardanza
de mis húmedos deseos con tus manos,
espérame, que iré sin otro traje
que la bondad y el dulce antojo de amarte ...
... para atrapar tu luz con mis madejas,
para tejerte en torno a la esperanza
y no dejar que escondan las estrellas
tu aroma, tu anhelo, tus palabras.
II
Me vestiré de espuma,
tú en el viento
me buscarás cantando
y la guitarra llenará
de arpegios el frío aliento
cobijando tu brisa
y mi nostalgia.
Con lazos juntaremos los anhelos
y asomados a la melancolía,
reuniremos travesuras y deseos
para besarnos ... día a día.
III
Hoy tengo perdido el horizonte de mi presencia,
mi horizonte.
¿A dónde voy?
¿Por cuál camino encontraré mi verdad?
Me pierdo con la bruma de mis confusiones
y siento cada amanecer
Esta noche me despedí de la esperanza,
y prometió no volver.
¿Por qué me abandona
a solas con las culpas y los llantos?
Necesito una virtud, tan solo una,
que me rescate del insondable
abismo de lo incierto ...
... para volver a la creación de la leyenda
y encontrar mi sonrisa y mis anhelos.
IV
Anhelo aunque sea un reproche
en tu mirar
y es porque ansío
la cotidianidad
para nuestras vidas.
V
¿Has oído hablar de sueños?
Te hablo
de los que nos llevan
de la mano
por el arco iris,
de los que nos provocan
sensaciones
a la orilla
de nuestros impulsos.
Me refiero
a los que excitan
nuestra ternura,
y nos permiten
pasear junto
al hechizo
inconmensurable
de lo insólito.
VI
¿Sabías acaso
que te buscaba?
Hace muchos sueños
busco tu ternura
y mis manos
se imaginan tu silueta.
Hace muchos besos
mis labios te esperan
y mis ojos
lloran por tu ausencia.
Hace muchas caricias
mi cuerpo te llama
y mi corazón
necesita tu presencia.
¿Sabías acaso
que te buscaba?
VII
Me sale una frase
del recuerdo mismo,
hago un último intento
por poemizar mi esperanza.
Pero mohosa palabra
no cabe en este verso
y no encuentro vocablo
que no agonice en el intento.
VIII
Si se me extraviara,
aunque sea por un rato,
la tristeza ...
IX
Detengo la inspiración
de mi último poema
para abrigar una esperanza.
Memorizo la melodía
de tu voz para escuchar
lo que no has dicho.
Atrapo la ilusión
de la primera vez
para que nunca sea la última.
Guardo la sencillez
de mi intimidad para mañana,
cuando tú me necesites.
X
Cúbreme con la ternura
y dame el verso
para alcanzar tu orilla,
ocultando mi dicha
de toda impertinencia.
Sin título
Hace 10 años
1 comentario:
Mi querida coterranea, un gusto enorme conocerte. Tu poesia me encanta, con una cadencia imponente, amén del sentimiento.
Enviame algo, con una breve reseñ tuya, para publicarlo en Voces De Hoy.
Tambien puedes ver algo mio en Mundo interior, y Caminos del Dia.
Un abrazote.
http://pedropabloperezsan.blogspot.com/
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